Actualmente me estoy formando en la Universidad de Alicante, estudiando para ser Maestro de Educación Infantil. A lo largo de mi vida académica me he encontrado (como muchos/as compañeros/as que han compartido clase conmigo) con profesores sin entusiasmo, sin vocación por enseñar, sin sentir preocupación alguna por cómo van a reaccionar sus alumnos cuando entran a algunas de sus lecciones. "Docentes" que sólo esperan acabar su jornada laboral y recibir al final del mes la compensación económica por ello. Estos llamados "profesionales de la educación" son claramente el reflejo del sistema educativo en España, uno en el que a la mayoría de los alumnos y alumnas se les evalúa de manera sumativa, pues solo cuenta el resultado (notas) que obtengan y no se le da importancia al proceso que supone un aprendizaje continuo y dado en cualquier contexto (pues no sólo aprendemos en el aula, sino también fuera de ella).
Sin embargo, cada vez son menos los docentes con estas actitudes tradicionales. Así pues, poco a poco aparecen maestros y maestras que presentan valores distintos y necesarios a las aulas.Me alegra ver que la concepción y la responsabilidad que implica ser docente ( y más de Educación Infantil, puesto que es el inicio en la etapa educativa formal) está cambiando y adaptándose a los tiempos que corren, pues con todo el conocimiento que proporciona Internet ahora más que nunca es necesario el empleo de metodologías activas en el aula y actividades que desarrollen el sentido crítico en los alumnos desde edades tempranas. Además, la enseñanza tradicional deja de lado la empatía y comprensión de los sentimientos y emociones de los alumnos por parte del docente. En cambio, la enseñanza actual fomenta la formación docente en inteligencia emocional, tan necesaria en la educación como en la vida misma.
Mi meta en el futuro es, como profesional educativo, conseguir un aprendizaje significativo en el alumnado, ser profesor y compañero de viaje de los pequeños y promover valores fundamentales para vivir en sociedad , con el objetivo de forjar en los pequeños buenas personas repletas de bondad: respeto, compañerismo, solidaridad, empatía, humildad y felicidad.
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